Manual de histología normal y técnica micrográfica.

  • Ramón y Cajal, Santiago, 1852-1934.
Date:
1889
Catalogue details

Licence: Public Domain Mark

Credit: Manual de histología normal y técnica micrográfica. Source: Wellcome Collection.

    16/714
    errores. Privóse Bichat con rechazar tal recurso, de completar la historia de los atributos de los tejidos con el más importan- te, el más característico, que es la textura ó composición íntima morfológica, la cual sólo el microscopio podía revelarle. Afirmar que, á pesar de la inmensa variedad de los órganos y aparatos, no ha}- en todos ellos sino meras combinaciones de algunos pocos materiales de construcción, los tejidos vivos; descentralizar la vida del órgano y confinarla en el tejido como una propiedad exclusiva, era seguramente un gran progreso; más esto era poco todavía; preciso era llegar á las partes ele- mentales últimas de la trama vital y localizar más hondamente la vida. Aunque el microscopio de entonces no consentía la ejecu- ción de muy perfectos trabajos analíticos, numerosos investi- gadores, muchos anteriores á Bichat, habían emprendido la ardua tarea de descubrirlos últimos componentes morfológicos -del tejido, destejiendo y desenmarañando la urdimbre vital, á fin de reducirla á sus sencillos hilos componentes. Ya en 1665, medio siglo después de la invención del mi- croscopio por Janssen, Robert Hooke, acertó á distinguir con el mencionado aparato en la trama del vegetal unas partes á manera de celdillas, comparables al panal de la abeja, que designó con el nombre de células y poros (cells and por es). Malpighi, de Bolonia, (1671) distinguiólas igualmente y las llamó utrículos, y, casi al mismo tiempo, las dieron á conocer Green y Leeuwenhoek bajo la denominación de vesículas. Por entonces también se iniciaba la técnica histológica con la in- vención délas inyecciones vasculares por Rnyschy Swammer- dam. Estos descubrimientos, que se sucedieron en brevísimo lapso de tiempo, fueron el punto de partida de innumerables trabajos. Malpighi y Leeuwenhoek, no contentos con sus fe- cundas pesquisas por el rico campo del mundo vegetal, inva- dieron, ávidos de nuevas sorpresas, la virgen trama de los ani-